Gadir y la fundación del templo de Melqart

Introducción

Para Manuel Bendala (2016) la fundación de Cádiz se debe al mito de Herakles, ya que uno de los 12 Trabajos tuvo lugar en el Extremo Occidente (donde supuestamente se edificaron las columnas de Hércules). Es más, puede que no fuese solo uno, sino dos trabajos los que tuvieran lugar en el entorno geográfico occidental del Mediterráneo: El correspondiente al Jardín de las Hespérides, así como el del reino de Tartessos del que era rey Gerión, los cuales se sitúan geográficamente en lugares que podríamos situar en torno a Gadir o, al menos, en el S de la Península ibérica.

Así, las columnas de Hércules se situarían en torno a la actual Gibraltar (la del N) y en el entorno de lo que podríamos situar en Ceuta. Esta frontera era el límite entre el mundo conocido y lo desconocido, el mar informe, el país de los muertos, habitado por monstruos gigantescos, todo lo cual estaba delimitado por el Estrecho de Gibraltar.

Posteriormente, la fundación de Gadir por parte de los fenicios no estuvo exenta tampoco de fenómenos de carácter mítico, en un paralelismo con la fundación de la metrópolis fenicia, Tiro.

Cuerpo del texto: Fundación de Gadir

Puede que antes que los fenicios, los griegos (y más concretamente los micénicos) estuviesen ya en Iberia, y más concretamente que entrasen en contacto con el reino de Tartessos. En este contexto, sería interesante resaltar que es donde, presuntamente, se sitúan los viajes de Odiseo por el Extremo Occidente. Así, Álvarez Martí-Aguilar y Bock Cano mencionan que, en “La Odisea”, aparecen lugares que podríamos situar en el S de la Península Ibérica o, al menos, en el entorno del Extremo Occidente, perteneciente al territorio de Iberia[1].

Ilustración que muestra a Odiseo recuperando a sus compañeros de los lotófagos, que posiblemente poblaban la Península Ibérica

En cuanto a los fenicios, a los que se atribuye la fundación de la ciudad de Gadir, esta se colocaría igualmente dentro del carácter mítico recogido por los autores clásicos.

La fundación de la ciudad tuvo lugar tras tres intentos (los dos primeros de ellos fallidos) de fundar una ciudad en el Extremo occidental del Mediterráneo (que, como sabemos, era, por entonces, el límite del mundo conocido). Así, el primer intento arribó a Sexi (actual Almuñécar, Granada) pero, como los designios no le fueron favorables, se dieron la vuelta. En un segundo intento, se llegó a Onuba (actual Huelva) pero, igualmente, los designios divinos fueron desfavorables. En el tercer intento, se arriba a Gadir y aquí sí, se funda la colonia de Tiro en el Extremo occidente, la cual estaba situada en una isla cercana a la costa (probablemente con el fin de relacionarse con Tartessos) a semejanza de la isla en la que se situaba por entonces la ciudad de Tiro (Bendala, 2016).

En cuanto a la fecha, se sigue discutiendo por parte de los historiadores, si bien es cierto que hemos pasado de situar la fundación en torno a los años de la guerra de Troya (s. XII a.C.) a rebajar la fundación a los siglos VIII a.C, en que se datan los primeros restos arqueológicos encontrados en Gadir. Sin embargo, en los últimos años se han descubierto otros restos que sitúan, de una forma definitiva (con la connotación que esto tiene cuando hablamos de arqueología) en torno al siglo X-IX a.C.

De entre todos los restos arqueológicos rescatados en Cádiz en tiempos de los fenicios, destacan los sarcófagos, uno de género masculino y otro de carácter femenino (conocida popularmente como “La sarcófaga”).

Igualmente, destaca en los últimos tiempos el “oppidum” del Castillo de Doña Blanca, la cual se acepta que era una colonia unida a la ciudad de Gadir, con la función de controlar el territorio. Su descubrimiento pone de manifiesto que Gadir no era solo la ciudad isleña, sino que, probablemente, controlaba toda la bahía de Cádiz (Bendala, 2016).

De entre todos los edificios construidos en Gadir, destacaría el templo de Melqart, al que algunos de los más importantes personajes de la antigüedad se acercaban para consultar el oráculo.

El templo de Melqart de la ciudad de Gadir

Como señala Álvarez Martí-Aguilar (2014) había un templo de Melqart tanto en Tiro como en Gadir. Este último templo se asemejó pronto también con el héroe griego Herakles, por motivos que hemos explicado al hablar de la fundación de Gadir, sobre sus trabajos en el extremo occidental del Mediterráneo.

El origen del templo estaría íntimamente unido al de la ciudad de Gadir: La fundación de la ciudad tiene orígenes míticos, de lo cual se deriva, a su vez, la construcción del templo de Melqart.[2]

La narración del mito fundacional de la ciudad y del templo de Melqart más comúnmente aceptada es la de Posidonio, transmitida a su vez por Estrabón, y escrita alrededor del año 100 a.C, que es la siguiente:

Entre los relatos de esta clase acerca de la fundación de Gades los gaditanos recuerdan un oráculo que según dicen les aconteció a los tirios, y les ordenaba que enviasen una colonia hacia las Columnas de Heracles. Cuando los que fueron enviados para el reconocimiento llegaron al estrecho de Calpe, consideraron que los cabos que conformaban el estrecho eran los límites de la tierra habitada y de la expedición de Heracles, y que éstos eran también las columnas que había mencionado el oráculo; se detuvieron en un lugar más acá de los estrechos donde en la actualidad se encuentra la ciudad de los exitanos, y realizaron allí un sacrificio, y como las víctimas no les resultaron favorables, regresaron de nuevo. Tiempo después, los enviados avanzaron más allá del estrecho en torno a los mil quinientos estadios hacia una isla consagrada a Heracles, situada junto a la ciudad de Onuba de Iberia, consideraron que las columnas se hallaban allí e hicieron un sacrificio al dios; pero como de nuevo las víctimas no resultaron favorables, regresaron a casa. Y los que llegaron con la tercera expedición fundaron Gades y erigieron el santuario en la parte oriental de la isla y la ciudad en la occidental” (Str. 3.5.5; trad. F. J. Gómez Espelosín)

Mapa de A. García y Bellido para Gadir

Como señala Álvarez Martí-Aguilar (2014) la fundación se debió a un oráculo del templo de Melqart en Tiro, que mandó fundar una colonia a semejanza de Tiro en el extremo occidental del mundo conocido (el mar Mediterráneo).

Las formas que revisten la fundación de los templos (y unidos a estos, de las ciudades de Tiro y Gadir) tienen, como se ha dicho ya antes, caracteres míticos que no voy a narrar aquí con detalle, pero que se pueden consultar en el texto de Álvarez Martí-Aguilar (2014: 15-23)[3].

Conclusiones

En resumen, y como señala de Bock Cano (2014: 27)

Las regiones occidentales del Mediterráneo están todavía envueltas en Homero y Hesíodo en el ropaje del mito. Ambos las imaginan como un reino de las aguas que por un lado limita con el mundo tenebroso del más allá, y por otro con una tierra rica y feliz. En sus aledaños tienen cabida las islas de los Bienaventurados pero también los seres monstruosos relacionados con la Muerte y la Noche.

Esta concepción, aunque continuó así durante la colonización fenicia, púnica, y hay autores que señalan que esto se mantuvo así incluso en época romana, fue así al menos hasta las crecientes rivalidades entre griegos y cartagineses alrededor del siglo V a.C.[4]

En cuanto a las relaciones de Gadir con Tartessos hay que decir que, tanto con las primeas visitas de griegos (posiblemente micécinos) en época del rey Argantonio, a la que siguieron las de los fenicios (los hallazgos del Castillo de Doña Blanca nos pueden resultar aquí de gran ayuda) nos muestran unas relaciones igualmente cordiales; posiblemente basadas en el interés económico ya que, no lo olvidemos, si Tartessos llegó a un nivel de desarrollo social, político y económico, fue gracias a sus relaciones con los protagonistas de estas colonizaciones.

Posteriormente, con el período de ocupación militar inaugurado por cartagineses (y posteriormente romanos) estas relaciones entre colonizadores y colonizados cambiaron hacia una posición de mayor sumisión, de carácter forzoso.

Bibliografía

  • Álvarez Martí-Aguilar, M: «¿Mentira fenicia? El oráculo de Melqart en los relatos de fundación de Tiro y Gadir». A: F. Marco Simón, F. Pina Polo, J. Remesal Rodríguez (Eds.). Fraude, mentiras y engaños en el mundo antiguo. Barcelona: Universitat de Barcelona, Publicacions i Edicions, 2014. p.13-33. ISBN: 9788447538898.
  • Bendala, M: Gades, la ciudad trimilenaria. YouTube. 12/12/2016.
  • de Bock Cano, L: «Gadira». A: J.M. Maestre Maestre et al. Baetica renascens vol. I. Cadiz, 2014. p.27-46. ISBN: 9788494232244.

[1] Sobre este nombre (Iberia) se cuenta por Manuel Bendala (2016) que hubo, en la antigüedad, otro lugar, situado en el Cáucaso, que tuvo el mismo nombre. Lo cual da lugar a confusiones, y a dudas, acerca de si se narran hazañas situadas en el Extremo Occidente, o bien en el Extremo Oriente, ya que fue este un nombre que dieron los griegos por primera vez.

[2] Unido esto, a su vez, a la fundación de Tiro, ya que ambos revisten unos orígenes míticos similares, como expongo más adelante.

[3] Se pueden resumir en la presencia de una serie de elementos (olivo, llamas, serpiente, etc.) que, dados conjuntamente en un sitio determinado, marcaban el lugar indicado para la fundación de las ciudades mencionadas.

[4] Hay quien señala que, hasta entonces, las relaciones entre fenicios y griegos por la conquista del extremo occidente habían sido cordiales.

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