Fundamentación religiosa del Egipto faraónico

Introducción

Las creencias religiosas de la antigüedad bien podrían estar ligadas a uno de los elementos naturales, el Éter o aire, ya que sobre el que se supone que flota el espíritu de los antepasados, tan importantes no sólo para la cultura egipcia sino para el resto de culturas mediterráneas antiguas. Además, según Cervelló (2003) es el único elemento de género masculino, el cual lo envuelve todo.

Dentro del Éter nos encontramos a los dioses, creadores a su vez de todo lo existente (por regla general), y los dioses son la verdad para las culturas antiguas mediterráneas (Cervelló, 2003: 75). Pero son además un instrumento primordial del poder en la antigüedad, siendo como es la religiosidad un factor fundamental de estas sociedades hasta en el mas mínimo detalle de la vida cotidiana. Hasta tal punto esto sigue siendo así, que sólo en las sociedades occidentales parece existir un pensamiento crítico sobre el poder, lo que nos habla de sus particularidades con respecto al resto. Sin embargo, ello no la librará de una visión religiosa mítica ya en sus primeros siglos.

Los nuevos factores siempre tienen un origen en una estructura preexistente, que a la vez lo determina, los genera y los ubica. Las llamadas “revoluciones” en el ámbito de las creencias religiosas (la “revolución neolítica”, la “revolución cristiana”, etc.) son, en realidad, largos procesos de lentas readaptaciones de nociones tradicionales. (Cervelló, 2003: 82)

Antropología de la religión egipcia

En Egipto todo rondaba alrededor de la figura del soberano, el faraón. De ahí la importancia que la religión hubo de tomar de cara a la sociedad, y si tenemos en cuenta el consabido papel de coacción y control social que la religión tuvo sobre sociedades como la del Egipto antiguo.

A partir de ahí, los egiptólogos hablan de la existencia de una visión del mundo de ultratumba muy marcada en la sociedad, ya que los egipcios creían en la inmortalidad del alma o “ba”, el cual englobaba también la personalidad de la persona (hay otros como el “akh”, que sería mas bien lo que podríamos llamar su fantasma). Por su parte, el “ka” de la persona es aquello a lo que expresamente se hacen las ofrendas una vez muerto. Derchain (1996) afirma que el “ka” sería la vitalidad del ser, que se puede contener por ejemplo en los alimentos, sin los cuales el “ka” de la persona no podría sobrevivir (de ahí las ofrendas).

Cosmogonía egipcia en tiempo de los faraones

La cosmogonía egipcia se puede resumir del siguiente modo:

Citaremos seguidamente la gran «Enéada heliopolitana» que conformaba la base del panteón egipcio: Todo arranca con el dios solar heliopolitano Atum, como el creador universal, que existía ya antes de los comienzos. De él mismo, de su única persona, extrajo la primera pareja: Shu, dios del aire, y Tefnet, diosa del vacío, de los que nacieron Geb (la tierra) y Nut (el cielo que, a diferencia del anterior, era de signo femenino), separados por Nut, que separó los elementos; de Nut y Geb nacieron otras parejas: Osiris (el Nilo) e Isis (el suelo fecundado), Set (el desierto) Y Nephtys. Todos ellos conforman  el origen de todas las cosas (incluidos el resto de dioses). Atum, en su condición de «Verbo creador» de todas las cosas, no sólo ha creado todo, sino que mantiene la creación continua de todo lo que existe para el egipcio. La palabra creadora adquiere el aspecto de Horus, como dios activo de la creación. Los dioses creados por Atum siguen la disciplina que rige el Universo, sometiéndose a ella. (Gómez Motos, 2023)

A estos dioses de carácter primigenio habría que añadir otro, vigente durante el reinado de Akhenatón, faraón que podríamos denominar “hereje” o bien “revolucionario” ya que pretendió implantar algo parecido al monoteísmo (dios Atón), aunque otros se inclinan por pensar que se trataba mas bien de un sincretismo, o bien, la sustitución de unos dioses por otros en la jerarquía divina. Además, ello se acompañó de una renovación del arte egipcio durante el reinado de este faraón.

Hay que añadir, además, que para los egipcios el Mal no es otra cosa sino la destrucción del Universo, así como de todas sus formas preexistentes (Derchain, 1996), lo que en otro lugar yo denominé hybris (Gómez Motos, 2023). Ello justificaría igualmente la celebración de rituales, fundamentalmente en forma de ofrendas, con el fin aplacar a los dioses y conservar el orden del Universo, así como la memoria de los muertos (Derchain, 1996).

Algunas reflexiones a modo de conclusión

Posiblemente lo que sea mas conocido del mundo egipcio de la antigüedad sea el mundo de ultratumba, así como los rituales de momificación. Gracias a textos como el “Libro de los muertos” conocemos algunas de las ideas que tenían los egipcios sobre del Mas Allá, algo de suma importancia según parece para ellos, pues he leído que la persona era mas o menos importante según perviviese su memoria entre los vivos. De ahí posiblemente venga el enorme interés de la alta alcurnia egipcia por procurarse unos rituales post-mortem al menos tan importantes como hubiera sido su vida terrenal.

En Egipto destaca igualmente la figura del soberano, el faraón, ya que éste personificaba la unión de todo el pueblo egipcio bajo un mismo rey, además de ser la personificación de la unión del Alto y el Bajo Egipto bajo una sola bandera. De ahí viene, además, el interés creciente de las élites egipcias por la religión, ya que, como se ha dicho mas arriba, reglamentaba la vida de los pueblos del mundo antiguo como era el caso del egipcio.

Las religiones han sido desde siempre fuente principal de la que ha bebido el control social de las gentes por parte de las élites gobernantes, que en un principio, presumiblemente, habría sido de orden sacerdotal. Este poder habría venido, en su origen, del supuesto control e influencia de los primeros rituales pre-religiosos que se celebraban para controlar la meteorología adversa, algo sumamente importante para las primeras sociedades agrícolas.

BIBLIOGRAFÍA:

-Cervelló, J. (2003): “Aire. Las creencias religiosas en contexto”. En: E. Ardévol i G. Munilla (coord.) / Antropología de la religión. Ediuoc. P. 71-179. ISBN 84-8429-025-5.

-Derchain, Ph. (1996). “VIII – Egipto”. En: Y. Bonnefoy (dir.) / Diccionario de las mitologías, I: Desde la Prehistoria hasta la civilización griega. Destino. P-383-438. ISBN 84-233-2691-8.

-Gómez Motos, E-A (2015, 2023): El concepto de Tiempo en el Mediterráneo antiguo. Implicaciones religiosas, filosóficas y políticas. Kindle Publishing.

IMÁGENES:

Portada: Estatuilla zoomorfa proveniente del museo de Almería. Exposición temporal “Investigación Arqueológica española en Egipto” (hasta 30/1/2022). Diciembre 2021. Elaboración propia.

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