Reseña del libro “Antropología histórica de la familia” (Martine Segalen, 1997)

Autores como de Bonald y después Compte o le Play sentenciaron que la sociedad contemporánea se basaba en la “crisis del sistema parental tradicional”. En el siglo XIX, la “crisis de la familia reinante” parecía tener como principal causante el intervencionismo de las instituciones en su seno. Y es que, según Segalen, “familia” es sinónimo de “seguridad”, y ésta mantiene desde hace tiempos inmemoriales mecanismos propios para su supervivencia, como son el reagrupamiento y la producción en grupo, endogamia… que fueron paulatinamente alteradas a partir del siglo XVII por imperativos fiscales y demográficos, derivados de la nueva realidad económica. Ahora bien, Segalen tratará de analizar la situación actual de la familia para demostrar que estos mecanismos de regulación mantienen aun su vigencia en determinadas funciones sociales.

El “lazo conyugal” sigue siendo una asociación de intereses, además de cultural. La “filiación”, o forma de ramificación de los miembros gracias al reconocimiento mutuo, dará lugar a la “parentela”, la cual marcará los intereses materiales y morales de sus integrantes. Los lazos conyugales pueden ser “elementales” o “complejos” (basados estos últimos en intereses clasistas), de forma que se distribuya a los individuos en el entramado social de una forma ordenada. En la sociedad campesina y urbana, el parentesco cumple funciones psicológicas (identificación y situación de los individuos) y materiales, en forma de solidaridades.

En cuanto al “matrimonio”, en los siglos XIX y XX se constata un progresivo acortamiento de la edad de casamiento, debido a la nueva coyuntura económica, derivada de los cambios en el sistema económico. El artesanado rural, como consecuencia de la introducción de la lógica capitalista se enmarca ya dentro de las necesidades productivas, orientadas, cada vez más, al mercado.

En cuanto al matrimonio obrero, durante los siglos XIX y parte del XX se observa el progresivo aburguesamiento de sus formas, con vistas a un ascenso social. Esto implicaba un cambio de mentalidad de los padres hacia su progenie, de forma que las estrategias de orden social provocaron un mayor interés sobre ellos. Esto se traducía en un descenso de la fecundidad en la época contemporánea, además del factor salarial y de subsistencia, lo que implicaba un descenso en la calidad de vida de las familias, económicamente hablando. En este contexto enmarca Segalen la evolución del trabajo femenino, ya que se incluyó a muchas mujeres en las fábricas como mano de obra más barata que la de los hombres. Este factor tiene su reflejo en la repartición cada vez más equitativa del control familiar.

Si consideramos a la familia como centro económico, Segalen constata en un primer momento su caracterización como núcleo productor y consumidor de la sociedad contemporánea. En segundo lugar, menciona la “transmisión de patrimonios” (herencias) como elemento diferenciador. Ahora bien: La extensión del método de asalariado tiende a reducir la diferenciación, si bien es cierto que durante la época contemporánea existen grandes masas de población no asalariadas, lo cual implicaba también a las mujeres. Con todo, como dije antes, las mujeres solían ser contratadas como mano de obra aún más barata que la masculina.

En definitiva, la legislación, la economía estatal y la política educacional introdujeron elementos de desviación, tales como la intervención estatal, las solidaridades, etc. en el seno familiar, condicionándola en gran medida. Además, intervienen condicionamientos sociales, ya que la sociedad tiende a reproducir las formas, como sabemos gracias a la moderna sociología.

En definitiva, podemos afirmar que la familia, en el Mundo entero, es la unidad básica de la sociedad, y el lugar de socialización por excelencia. Constituye el apoyo esencial de atención desde el marco emocional, económico y material necesario para el desarrollo de sus miembros, especialmente de los niños y personas dependientes. Actualmente, sigue teniendo un doble papel:

  • Interno: Protección psicosocial de los miembros.
  • Externo:Acomodación cultural y transmisión de valores.

La familia es la unidad de convivencia natural, pero existen otras unidades de convivencia, como son las de parentesco más extenso, u otras básicamente sociales, derivadas de la solidaridades obreras y religiosas (por poner dos ejemplos) fundamentadas, en los países con políticas sociales, por los “Servicios Sociales” a través de la atención primaria y secundaria, la cual, a su vez, tuvo como punto inicial el reconocimiento de elementos como la Seguridad Social, y la intervención y atención a los colectivos sociales más desfavorecidos (en el caso de España).

Las unidades de convivencia tienen un papel esencial en el desarrollo de la persona, ya que es donde realizan la mayor parte de los aprendizajes básicos que contribuyen a los hábitos de autonomía personal. Pero no todas las unidades familiares y/o de convivencia desarrollan esta educación, y precisan el apoyo y ayuda externa para lograrlo.

Las situaciones que generan necesidades tienen que ver con las actitudes personales, los recursos propios y comunitarios necesarios para hacer frente a la situación: Las dificultades que surgen en la estructura familiar, la carencia en muchos casos de habilidades sociales y de autonomía personal en la unidad convivencial, implican programar actuaciones para lograr el cambio de las situaciones. Todo ello nos lleva a concluir que, si bien, como afirma Segalen, el estudio económico resulta fundamental para entender la evolución del parentesco familiar, el enfoque antropológico nos acerca, en mayor medida, a la realidad “microhistórica” de la familia en la época contemporánea. Un libro, por tanto, muy de agradecer por los historiadores más actuales, y que incluye mucha información cuantitativa de cara al estudio y la investigación histórica.

BIBLIOGRAFÍA:

  • Segalen, M: Antropología histórica de la familia. Taurus. 1997. 264 páginas.
  • Sierra Marcos, Rico García (y otros): Curso pruebas de ingreso a los cuerpos docentes en la enseñanza pública. Centro de Documentación de Estudios y Oposiciones. 2011.

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